¿Siempre todo tiene que desembocar en el sexo?

¿Tan fácil es llegar a eso?¿Tan necesario?

¿Alguien quiere hacer el amor?

¿Por qué éste perdió su valor afectivo?

¿Por qué lo toman tan frívolamente?

¿Qué pasa si yo soy uno de los pocos que sí creen en hacer el amor?

¿Qué pasa si no quiero coger?

¿Qué pasa si yo en vez de gemir desaforadamente, lo miro a los ojos y lo acaricio con mis manos?

ES SÓLO SEXOOOOOOOOOOO, PARA TODOS ES SÓLO ESO.

Tan seco, tan frío, tan poco, tan vacío, tan baldío.

¿Cómo hacen? No entiendo…

No sé, yo lo veo distinto. Como el encuentro de dos cuerpos, que se desnudan entre sí y se entregan mutuamente sus cuerpos, envueltos en desnudez, se los entregan por completo, sin dudarlo, confiándole totalmente lo que queda de ellos.

Los cuerpos, desnudos, se acarician, se rozan, se friegan, se abrazan, se enriedan, ¿SE AMAN?

Se conocen, se recorren juntos, se observan, se sienten, forman una sola figura, se complementan, se retuercen, se extienden, se besan, se mojan.

Danzando en la cama, o en donde fuera. Son uno, no importa nada más.

Así, llegan juntos hacia otro mundo, otra dimensión… Llena de placer, llena de gemidos, llena de algo más, algo especial que es realmente hermoso…

Es todo un paraíso, lo sé. Lo sabemos, se sabe.

¿No se puede acariciar sin pretender algo más, algo como eso?

Te miro, te acaricio porque siento ganas de hacerlo, porque algo me impulsa a tocar tu mejilla y acariciarla, como si fuera la última vez. Te doy un beso, te miro. Te observo, te busco nuevamente con mis labios, y mis manos recorren, esta vez, tu espalda. Te sujeto las manos, y las aprieto con fuerza. Yo sólo quiero sentirte, sólo quiero darte amor.

¿Por qué ya estás pensando en tener sexo, en ir a la cama?

No es que la pasión nos introduzca en ese mundo, es que tu mente ya lo está pensando… No es que nuestros cuerpos se encontraron y solos se dijeron: “Quiero hacerte el amor”, no es eso. No lo es.

Es que tu cabeza está pensando, todo el tiempo, en coger.

No es que nuestra pasión sea elocuente, y nos lleve a desnudarnos hasta quedarnos con nuestros cuerpos totalmente confundidos.

No es que el deseo que se siente sea tan fuerte que no haya más elección…

No es nada de eso, es que estás pensando en sexo.

No es amor, es sexo.

Y yo ya no quiero pensar en sexo, quiero pensar en algo más profundo, más hermoso, pero no sé. Es tan complicado encontrar a alguien más que sienta así.

Sexo sin amor puede ser plancentero, pero nunca será lo mismo o más que hacerlo con AMOR. Simplemente por eso busco sentir algo máximo a eso, algo más lleno que un simple coito, o una unión corporal. Busco una penetración del alma, del corazón y el cuerpo combinados, los tres formando una sola cosa.

También está el tema de la ética, la sociedad, los principios entrometiéndose en el medio. ¿REALMENTE IMPORTA LA ÉTICA EN MATERIA SEXO?

Nosotros deberíamos poner nuestras propias leyes, nuestros propios principios a la hora de entregarnos a alguien, ya sea con o sin amor. Bueno, eso creo yo. Pero NO SÉ POR QUÉ ENTONCES sigo pensando, y dejándome influenciar por la maldita ética y si “está bien” o “está mal”. El Superyó, demandando con toda la furia indica que al “entregarse a cualquiera sin conocerlo y no teniendo la confianza y el cariño suficiente hacia ese prójimo se está siendo UNA PUTA”. ¿ES ESO REALMENTE ASÍ? ¿O ES LO QUE LA SOCIEDAD QUIERE QUE PENSEMOS?

Porque si fuera así, ¿por qué les doy el gusto? Yo creo en mis propias reglas, mi política y mis principios. Pero es que, quizás tengan algo de razón, o quizás en este caso no exista la razón, pero yo concuerdo en la cuestión del entregarse a alguien querido.

Es todo muy contradictorio, soy muy complicada…

Puede existir para mí, también, el sexo sin amor… Pero no sé si es lo que esté buscando en este momento de mi vida. Soy una joven todavía, con un largo camino que emprender. Quizás, más adelante esté “bien” que tome el camino del placer, del sexo sin compromiso, sin ataduras, etcétera. Pero ahora, que soy joven, que recién estoy conociendo el mundo, y a mi cuerpo, ¿ahora quiero tomarlo?

¿Quiero conocer el amor con el cuerpo o quiero tener relaciones sin él?

¿Quiero renunciar a mi corazón cuando esté en la cama o acostarme con él?

Te regalo mi corazón, y me acuesto con el tuyo. Quiero zambullirme en él, y con él. Quiero que tu cuerpo, el mío y nuestros corazones se desparramen por toda la cama dejándola hecha trizas.

¿QUIÉN DIJO QUE EL SEXO DEBE SER SÓLO DE CUERPO A CUERPO? Yo rompo esa regla, y te propongo este juego. Así, de paso, no estamos tan solos, ¿no?

Seríamos cuatro, pero en ese acto, tan lindo y maravilloso, sólo seríamos dos: nuestros corazones, nos despedirían de la cama como dos cuerpos, seríamos más bien dos cuerpos tomados por nuestros directores vestidos de rojo.

Sí, más o menos así sería… Nuestros corazones haciéndose el amor recíprocamente hasta desembocar en el frenesí que los detendría por completo.

Y en algún momento, en el que todo ese delirio fantástico terminara, estos sujetos volverían a tomar sus papeles dentro de los cuerpos y se olvidarían de que tomaron por completo el poder sobre nuestro cuerpo, volverían a ser ellos, otra vez…